En educación: reconcentración o no reconcentración, no es el dilema.

 Por Irma Ramírez orozco.

4 de diciembre de 2016.- Aurelio Nuño, Secretario de Educación, anunció que presentará entre enero y febrero próximos, un plan de reconcentración de escuelas. Incluye el traslado de alumnos que asisten a cien mil escuelas pequeñas, dispersas, a planteles de organización completa y con mejor infraestructura. Si pensamos que en nuestro país existen 207,682 planteles de educación básica, alrededor del 50% de las escuelas de nuestro país, serán reconcentradas, es decir, no es un cambio menor a la estructura educativa.

 De nueva cuenta se lanzará la propuesta sin facilitar las vías ni el tiempo necesario para que el magisterio participe de manera informada y libre. De inmediato surgen varias preguntas. ¿Solamente se piensa en el aspecto financiero? ¿Cómo será el traslado? ¿Aumentará el número de alumnos por maestro? ¿Las plazas de esos centros serán cubiertas por los profesores llamados idóneos para deshacerse, tal vez gradualmente, de los profesores que no se sometieron? Acerca de este anuncio quiero platicar algunas vivencias y reflexiones:
Parte de mi infancia la viví en un pueblo agricultor en el Estado de Chihuahua. Ahí, en el casco de una de las haciendas de Luis Terrazas llamada El Carmen se albergó la Normal Rural Ricardo Flores Magon. La vida diaria de las familias campesinas y jornaleras estaba marcada por lo que sucedía o no sucedía en la escuela. En ese internado las alumnas tenían derecho a estudiar, recibir comida, habitación y una cantidad pequeña de dinero para sus gastos personales. A las egresadas automáticamente se les otorgaba una plaza de maestro de grupo, por lo que tendrían un sueldo y una vida mas o menos asegurados.
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Ese sistema de internados fue producto de una serie de experiencias educativas. Desde la propuesta de Vasconcelos, que si bien respondía  a un gran humanismo y una mística revolucionaria, no tomaba en cuenta las diferencias que existían en algunas regiones. Los programas fueron diseñados exclusivamente en castellano. Es conocida la advertencia del Maestro Rafael Ramírez a los profesores de las Misiones Culturales, de no hablar las lenguas indígenas.
Esos problemas no se presentaron en escuelas como la de mis recuerdos. En la Ricardo Flores Magon, aunque recibían alumnas de los pueblos aledaños, principalmente hijas de campesino, no eran jóvenes que hablaran otra lengua o tuvieran otras costumbres. En esa escuela no había población indígena. Así, aunque con otra clase de problemas, los planes y programas se deslizaban con facilidad hacia los postulados del Gral. Lázaro Cárdenas en el sentido de construir una nación homogénea en lo lingüístico, lo racial y lo cultural.
¿Qué pasó con los internados que sí contaban con población indígena?
Semana Santa en la Sierra Tarahumara. Un tambor fino y restirado, hecho con cuero de cabra se escucha a lo lejos, en la punta de una montaña. Arriba, enfrente, a lo alto, aparece el tum tum de otro tambor. Por todos los puntos cardinales se escucha el resonar emitiendo sus mensajes. El eco se confunde. Las decenas de percusiones poco a poco bajan por los cerros, se van juntando para formar arroyos de ruido, se mezclan con los violines para formar rios sonoros hasta formar un solo bullicio en el atrio de la iglesia. Con sus cuerpos pintados, danzan. Quieren fertilizar la tierra, recordar la resurrección de la vida, no sé. Se han reunido los habitantes de los pequeños pueblos o caseríos diseminados por la sierra. ¿Qué hacer con las personas que habitan esas tierras de manera tan dispersa y no hablan la lengua castellana?
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El Profesor  Moisés Sáenz, en un tiempo remoto Subsecretario de Educación, un estudioso de la especificidad étnica y diversidad lingüística, se propuso formar dirigentes indígenas para que regresaran a sus lugares de origen y apoyaran la transformación impulsada por el régimen de la Revolución Mexicana. Así, un grupo de maestros raramuris egresados de la Casa del Estudiante Indígena situada en la Ciudad de México, organizó el Congreso Supremo de la Raza Tarahumara y demandó la construcción de un Centro Coordinador en Guachochi, Chihuahua. ¿Por qué ha tenido ese centro el respaldo político que hizo posible su eficaz funcionamiento? Tal vez porque su programa coincidió con el planteamiento original: hacer de nuestra población una población homogénea.
En 1988 se crea el bachillerato pedagógico bilingüe en Guachochi, de acuerdo a las necesidades y requerimientos de los grupos etnicos a fin de que puedan integrarse al conjunto de la sociedad y contribuyan al enriquecimiento de identidad nacional. Todavía se plantea la «integración» para impulsar el desarrollo económico y cultural de la región. Darles una lavadita de cara y sacudirlos para quitarles un poco lo indio y lanzarlos al mercado como mano de obra barata para que solos, se rasquen con sus uñas.
No se puede negar qué hay jóvenes de esas etnias que han destacado en la ciencia, el deporte, la literatura.
Me pregunto: ¿Por qué nos sorprendemos? Todavía son garbanzos de a libra.
Aunque cada región o comunidad tiene sus particularidades y así mismo sus soluciones, la propuesta que esboza el Secretario Aurelio Nuño puede significar un intento más por desechar a los que no puedan integrarse, provocar su aislamiento, el abandono de su comunidad y del campo.
La Reforma al Artículo 4o. de la Constitución significó un avance, es necesario defenderla:
«La nación mexicana tiene una composición pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. La ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costumbres, recursos y formas específicas de organización social…»
La discusión sobre la posible propuesta del Secretario es importante, no podemos retroceder. La educación que reclamamos para nuestros hijos y nietos se sustenta en el pluralismo y la diversidad, el respeto a la autodeterminación de los pueblos y su autonomía.

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