Por Rivelino Rueda
Y Zaratustra corrió y corrió y no encontró a nadie
y estuvo solo y se volvió a encontrar a sí mismo
y disfrutó y saboreó su soledad
y pensó en cosas buenas, durante horas.
Nietzsche, Así habló Zaratustra
Las cuarentenas no son nuevas para alguien que ha padecido sarampión, varicela, hepatitis, paperas, que ha sido hospitalizado dos veces por pancreatitis, y sí, por ser terriblemente antisocial y solitario.
Para quien haya tenido la fortuna (o la desdicha) de estar en esas situaciones en algún momento de su vida, sabrá que las páginas de Julio Verne, Aldous Huxley, Franz Kafka, George Orwell, G. K. Chesterton, Albert Camus, Friedrich Nietzsche, Jorge Luis Borges o José Saramago, ya fueron rebasadas por el futurismo presente, el que nos han mostrado, amargos, estos días de la peste por el Covid-19.
Cada día se manifiesta más la ausencia de vida humana en las calles. Rodeados e imbuidos de pánico, los privilegiados nos refugiamos a observar nuestra ruindad. Allá afuera pasan cosas, momentos críticos para miles que, por la despiadada desigualdad social, por la despreciable distribución de la riqueza, se mantienen firmes, trabajando, exponiéndose al futurismo del que hablaban los grandes escritores de los Siglos XIX y XX.
“¡Zacahuil! ¡Lleve su rico Zacahuil!” Don Ricardo mueve sus tamales de la Huasteca Hidalguense, en una hielera blanca de unicel, a sabiendas que la emergencia epidemiológica puede cerrarle la puerta a sus únicos ingresos, unos 300 pesos diarios. No lleva cubrebocas. No usa gel antibacterial. No alcanza para eso.
Mercedes López aprieta las mandíbulas en los arreboles de la naciente primavera chilanga. Con un chiquillo de dos años que no para de pirinolear por los alrededores y otro de seis meses en el rebozo morado, la chamaquita de veinte años no sabe de cuarentenas, de pestes o contingencias, mucho menos de campañas sosas, como el de “Susana Distancia”.
No. Mercedes busca desesperadamente vender, a las siete de la noche, el tercer mazapán del día.
El encierro por la peste. La peste asqueada del hombre, de su podredumbre, de su encierro banal, hipócrita, romántico, farsante.
El temor a un paquete que contiene un libro de la Revolución Kurda que llegó de España. La paranoia por otro sobre con revistas de Le Monde diplomatique enviadas desde Francia. La ignorancia. La pandemia que ciega. El futurismo que corrompe. Que aísla. Que duele.
Tacho y Cipriano entonan con la marimba La Paloma Juarista en este 21 de marzo de 2020. Es el Día 6 de la contingencia epidemiológica…
No te quiebres país/Aquí está mi canción/Que un águila y una serpiente, defienden la nación.
Los músicos chiapanecos pisan con sus zapatos blancos las flores violetas de las Jacarandas, las untan en el asfalto humeante.
Tacho y Cipriano no pueden parar. No en esta primavera.