Comunidades indígenas y campesinas resisten la hidra represiva en Chiapas

Por Fredy Duncan. J.

PALENQUE.- Chiapas es uno de los estados con mayor pobreza del país, el más peligroso para activistas y defensores de los derechos humanos y el más mortífero para los luchadores sociales y organizaciones. La decena de ejecuciones extrajudiciales, el despojo de tierras, el desplazamiento forzado, las detenciones arbitrarias y la tortura son el ejemplo claro de ello.

En las comunidades organizadas entorno a la defensa sus derechos y defensa de su tierra ambicionada por empresarios y terratenientes, el gobierno implementa hostigamiento, vigilancia, paramilitarismo, intentos de incursión policiaca militar, cerco económico que consiste en prohibir la venta de los productos del campo con la que se sostienen los habitantes, todo esto busca desarticular la organización e imponer la voluntad oligarca expresan las organizaciones que son víctimas de la represión.

En un comunicado el FNLS manifiesta que:

Las comunidades campesinas y populares se encuentran en constante hostigamiento policíaco y militar, vigilancia, seguimiento y amenazas que preparan el camino para el cometido de nuevos crímenes de lesa humanidad y detenciones arbitrarias, evidencia de la política de terrorismo de Estado que ejecuta el gobierno chiapaneco, lo que anula la posibilidad de que la población pueda llevar acabo sus actividades económicas y de subsistencia. En los hechos se implementa un cerco económico, que de prolongarse se convertiría en un genocidio. (FNLS, 18 de nov. 2019)

Este testimonio expresa la forma en la que esta administración lleva a cabo sus planes de exterminio hacia todo aquel que se oponga al régimen capitalista, destaca que toda esta violencia se comete a nombre de la Cuarta Transformación.

Si ya de por si la pobreza genera muertes por inanición o enfermedades curables, ahora con la represión la población marginada se encuentra en el limbo de la pobreza y la muerte, un escenario desolador que inevitablemente provoca la toma de medidas comunitarias y organizativas para defenderse de esta situación.

El FNLS al respecto expresa que “el pueblo tiene el inalienable derecho a defenderse de la violencia gubernamental, toda medida que proteja la vida de los habitantes de las comunidades es necesaria y aplicable al actual contexto de terrorismo de Estado” (FNLS, 18 de nov. 2019)

Una de estas medidas es la RESISTENCIA que desde su práctica significa:

RESISTIR implica no pagar impuestos y hacer valer por la vía de los hechos todos y cada uno de nuestros derechos…si el gobierno ejecuta una política represiva, ésta subsiste del erario público, que en esencia es riqueza social que produce el pueblo, por lo que es injusto que … sigamos manteniendo y sosteniendo al represor (FNLS, 18 de nov. 2019)

Esta medida de protesta indudablemente genera pánico al Estado, porque de llegarse a esparcir por todo el territorio Chiapaneco estaríamos hablando de que en los hechos se desconocería al mandatario estatal, se le cortaría una fuente importante de ingresos y se estaría construyendo una autonomía real.

Pero sin llegar a emocionarse de más, lo que ahora se viven en Chiapas sí es un panorama desolador pero también significa que parte de la población abre los ojos, despierta y comienza a resistir la hidra represiva y construir alternativa al capitalismo voraz y rapaz.

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