Cataclismo civilizatorio… la rebelión de los bárbaros

Por Armando Martínez Leal

@armandoleal71

 

 

Me dicen que, adelantándote a los verdugos,

has levantado la mano contra ti mismo.

Ocho años desterrado,

observando el ascenso del enemigo,

empujado finalmente a una frontera incruzable,

has cruzado, me dicen, otra que sí es cruzable.

Así el futuro está en tinieblas, y débiles

las fuerzas del bien. Tú veías todo esto

cuando destruiste el cuerpo destinado a la tortura.

Bertolt Brecht

 

10 de noviembre de 2016.-El presente nos ha hecho testigos de un proceso de retraimiento civilizatorio. No se trata sólo del triunfo de la derecha a nivel mundial: Reino Unido, Colombia, Estados Unidos… España, en Francia, Alemania y en otras latitudes del globo la ola conservadora se expresa, triunfa con el apoyo electoral, la soberanía de cada uno de los ciudadanos ha sido fundamental. Lo agravante del fenómeno no sólo es que sea la derecha la que catequiza a los “ciudadanos”; si no que lo urda a través de mentiras, de apostar al odio y a la eliminación del Otro como mecanismo fundamental en la ecuación.

¿Puede hablarse de una crisis de la democracia? en términos objetivos los ciudadanos expresan sus creencias y miedos por medio del voto, un juicio que en la forma es respetado, las maquinarias electorales, los sistemas en apariencia funcionan. Sin embargo los proyectos ideológicos, programáticos, las políticas públicas con las que la derecha asciende al poder son a todas luces inexistentes. La derecha gana elecciones mintiendo a los ciudadanos.

Falsificar la realidad se vuelve altamente redituable. Las estructuras partidistas engañan a su militancia, los candidatos se birlan del electorado, los ciudadanos se mienten, niegan su terrible realidad, se fugan de su condición humana, su miseria, su ignorancia, hay una profunda crisis humana, se trata de la incapacidad de vernos en el otro, de pensarnos en la realidad del otro, de concebirnos como humanidad, como proyecto colectivo, estamos ensimismados en un falso individualismo.

La fase superior de la acumulación capitalista originó a la globalización y su proyecto ideológico el neoliberalismo como respuesta estructural a la crisis de acumulación, ese modo de acumulación de la riqueza ha generado un proceso de pauperización de millones de habitantes en el mundo, la tecnificación de la producción se ha exacerbado generando desempleo; no sólo se trata de una condición económica, sino también social, cultural y política. La ignorancia gobierna el presente.

La apuesta neoliberal es que triunfa el imbécil, el ignorante, el que se forma en Google y Wikipedia… los centros educativos se han vuelto instituciones inservibles y profundamente elitistas, hay un empobrecimiento de lo que en el Siglo XIX concebimos como conocimiento, ciencia; aquello que fundamenta nuestra acción: la razón. La globalización y su proyecto neoliberal fue concebido por la reacción conservadora, significó el triunfo del capitalismo sobre los otros proyectos emanados de la Revolución Francesa y la Ilustración. La globalización y su proyecto neoliberal fue rebasado por la derecha, la revuelta de las masas, la revolución conservadora del Te Party, del Partido Conservador o Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), del Frente Nacional (Le Pen)… la revolución de las iglesias. La revolución de la Fe.

El pasado proceso electoral estadounidense develó los resabios mayoritarios de un pueblo, los blancos, arios miserables, las mujeres que normalizaron un discurso machista, violento y trasgresor, latinos que se sumaron al exitoso Trump, afroamericanos que cerraron sus ventanas mientras KKK festejaba en las calles. La cobertura de los medios de comunicación al proceso nos permitió observar al electorado Trumps… en la álgida noche del proceso electoral, CNN entrevistaba a los adeptos de Trump, llama la atención en sobremanera la entrevista a un votante republicano de origen colombiano, a la pregunta de por qué un joven de ascendencia latina votaba por Trump, su respuesta fue: “…por su éxito, porque dice verdades y no miente, es gran empresario”. La respuesta como mónada nos devela la racionalidad del votante.

El filósofo alemán Jürgen Habermas señala en El discurso filosófico de la modernidad, que la ilustración, es decir la modernidad está inconclusa, se trata de un proyecto civilizatorio, histórico inacabado, fundamentalmente por la razón, es decir lo que sustenta nuestro actuar y cómo lo decimos. El lenguaje se vuelve el centro de su crítica, para indicar que es allí, donde se han generado malentendidos, debido fundamentalmente al proceso de diferenciación de la razón, hay sectores más ilustrados que otros y por ello en el espacio público es imposible el acuerdo, en la medida en que entendemos cosas distintas por iguales conceptos. Trump no miente, dice su elector colombiano. Trump es un empresario exitoso… La pregunta que subyace es evidente: ¿qué entiende el joven colombiano por mentira y éxito?

¿Por qué los latinos votaron por Trump?, ¿por qué el chivo expiatorio se rebeló y votó a favor de su verdugo?…se trata de la rebelión de los salvajes, aquellos que son profundamente despreciados por las élites, por los que elaboran las encuestas, por los científicos del MIT, por la selecta minoría de Harvard, por los dueños del mundo. Si observamos con claridad el comportamiento de la Bolsa de valores norteamericana… su posible caída se convirtió en una óptima oportunidad, confianza en el futuro, talento, ventana de oportunidad, cambio, ánimo constructivo, fortaleza. Al pequeño grupo de millonarios de Wall street no les preocupa en absoluto la figura de Trump.

Los bárbaros se rebelan contra su miseria, votando por el anaranjado empresario, y de ese modo reifican el orden existente. No leamos la historia de manera optimista, el salvaje quiere sangre, venganza. Su enemigo es el Otro, la “minoría”, el afroamericano (que se encerró en su casa), el latino que se alió al verdugo, la mujer que es cómplice de su abusador… los tiempos de oscuridad no son una rareza en la historia, la luz titilante proviene menos de los conceptos y de las teorías, confrontamos una catástrofe política y un desastre ético.

Seamos claros somos la suma de la experiencia humana, en cada acto del presente, en cada paso o retroceso está contenida la experiencia colectiva e individual; el pasado está presente, los muertos, los derrotados, los olvidados… tus muertos están presentes, mis muertos son tus muertos. Los muertos están en tu conciencia, en tu corazón, son parte de la memoria colectiva que nos constituye como humanidad. El péndulo de la historia oscila a la derecha, el desarrollo y el progreso se yerguen en la idea del sacrificio, Prometeo está presente como el límite de la libertad que encarna a la vez la idea de posibilidad o esclavitud.

La democracia se convirtió en la posibilidad de exorcizar los totalitarismos del siglo XX, pero fueron los votos mayoritarios del pueblo alemán quienes llevaron a Hitler al poder, son los votos de una mayoría simple que llevan al poder al racista, xenófobo, machista e ignorante Trump: la rebelión de los bárbaros.

El desencanto inspira a los bárbaros. La precariedad y la crisis se vuelven una ventana de oportunidad para un colectivismo regresivo, nacido ayer del dilema capitalismo, hoy de la racionalidad neoliberal. Racionalidad que impulsa a las personas por intereses privados, sometiendo su actuar a un instinto de sobrevivencia individual. La rebelión de los bárbaros aliena cada vez más la existencia. En Calle de dirección única (1926) Benjamin sostiene que este colectivismo regresivo “…hace que la gente sea insensible ante el desastre que se avecina. Las personas se unen de manera tan rígida, de modo que renuncian a su intelecto, incluso en la crisis.”

La renuncia de la rebelión de las masas las lleva a un colectivismo regresivo, pero también “…a la falta de un instinto revolucionario”. En masa los individuos están atomizados, la crisis los individualiza al extremo de pensar en solucionar su miseria de manera particular, no se comparte una situación histórica. La atomización vuelve al sujeto competitivo, resolver su sino en detrimento del Otro, de esta forma la humanidad está totalmente subordinada, a “las circunstancias, de miseria y estupidez”.

El vecino es un extranjero, el extranjero un enemigo. Estupefactos…nuestro vecino distante opto por la legitimación de una ideología individualista, racista, xenófoba, homófoba… integrista. La regresión de las masas. No leamos la historia de manera optimista, Trump prometió expulsar extranjeros (mexicanos), negó el cambio climático, ofreció regresar a la producción de combustibles fósiles, cerrar las fronteras. América para los americanos, los blancos… los buenos, los machos…

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