Por Marco Jiménez
Andrés Manuel López Obrador, un hombre que durante años descalificó a políticos, presidentes e instituciones públicas –con una campaña política hacia la Presidencia que comenzó en la primera década del nuevo siglo y hasta el 2018, y como consecuencia de sus descalificaciones, mal trabajo de los anteriores gobernantes– se erigía hace un año como la mejor opción, como la respuesta a todas esas injusticias que se han cometido durante décadas contra la población, medio ambiente y en general contra el país, incluso fue el presidente mas votado de la historia.
A un año de su triunfo y a siete meses del inicio de su mandato, los resultados han sido alarmantes, contradictorios y decepcionantes.
La opción que parecía que daría resultados, respuestas y llevaría justicia a miles de familias y a la sociedad civil, por todos los malos manejos de finanzas, corrupción, genocidio sistemático hacia la población civil y el entreguismo hacia multinacionales y gobiernos, se quedó en promesa.
Sin embargo, después de siete meses ha habido cambios, muchos cambios. La mayoría han sido negativos y contra la sociedad civil, organizaciones, prensa que, al parecer, este tipo de resultados se enfocan a ser como los que dio Antonio López de Santa Anna, entreguistas, con falta de visión y dejando a un México en la zozobra y en manos de Estados Unidos.
Haciendo un poco de memoria, en 1824 se crearía la primer Constitución Política del México independiente, la cual se describía como República representativa, popular y federal, con un gobierno dividido en tres poderes, 19 estados, cuatro territorios y un Distrito Federal.
Guadalupe Victoria sería el primer presidente de México. En 1828 las primeras elecciones de sucesión presidencial se dieron y Santa Anna se pronunció a favor de Vicente Guerrero. El Congreso nombró al del Tixtla como presidente y a Ignacio Bustamante como vice-presidente
Vicente Guerrero dejó el poder en 1830. Bustamante tomaría su lugar, sin embargo, Santa Anna lo derrotaría y ocuparía una de tantas veces la Presidencia de México.
Texas, invadido por la entrada sin control de colonos norteamericanos y la política expansionista de Estados Unidos, al independizarse dejó entrar colonos católicos. La falta de recursos, lejanía y frontera débil fueron algunos de los factores que ayudaron a la pérdida de dicho territorio. Santa Anna fue enviado por el gobierno para someter la rebelión. Recuperó el fuerte del Álamo, sin embargo, Texas anunció su independencia.
En 1846 Estados Unidos declara la guerra a México con el único fin de conquistar el territorio. En 1847 Nuevo México y California había sido anexados a Estados Unidos. En 1847 México había perdido la mitad de su territorio.
Estados Unidos enviaría a Nicholas Trist para llegar a un acuerdo de paz con México y le diría a su familia que todas esas conferencias le daban pena, ya que la guerra fue un abuso de poder que ejerció Estados Unidos.
El país se dio a la tarea de restablecer la República y nuevamente emergió Santa Anna como un hombre fuerte, como la mejor opción, y convirtió la Presidencia en una dictadura e, incluso, se hizo llamar su “Alteza Serenísima”.
Enfrentó nuevamente el expansionismo estadounidense, aunque tuvo que firmar un tratado con el cual conquistaron el territorio de La Mesilla y le dieron 10 millones de dólares de aquel año para el progreso de nuestro país. Él lo utilizaría para mantenerse en el poder y su costo político fue alto, así como su descrédito. En 1855 es derrotado y se exilia.
En el contexto anterior, las decisiones de Andrés Manuel en política exterior, así como los comentarios racistas, amenazantes e hirientes de Donald Trump hacia nuestro país y la población en general, y en un acto de falta de carácter y dignidad, nuestro presidente ha decidido agachar la cabeza y tomar acción a favor del expansionismo estadounidense.
Sin embargo, parece que todos los presidentes han sido “obedientes” hacia el país del norte. Uno de los ejemplos más notables se dio con la firma de la Iniciativa Mérida o Plan México, en 2008, la cual básicamente se enfoca en espiar a los ciudadanos de Centroamérica y México, y que hasta el día de hoy permanece y viola el artículo 103 constitucional.
Andrés Manuel ha decidido emplear a elementos de la controvertida Guardia Nacional para combatir la migración de centroamericanos que utilizan nuestro país como trampolín para llegar a Estados Unidos. Con ello, básicamente nuestras Fuerzas Armadas se han convertido de trabajadores pagados por los mexicanos en trabajadores de los estadounidenses.
Por si fuera poco, la Organización Mundial de Comercio (OMC), la cual regula disputas comerciales entre países, fue pasada por alto por el gobierno mexicano para evitar la amenaza de Donald Trump de subir mensualmente 5 por ciento de aranceles a productos de origen mexicano si no hacía nada por evitar la migración de centroamericanos a dicho país.
Se violaron tratados de la mencionada organización y, como consecuencia, nuestro gobierno decidió renunciar a la política exterior y a las organizaciones internacionales. El gobierno mexicano decidió cerrarse al mundo y acatar al pie de la letra las indicaciones de un presidente racista y que puede menguar la economía y estabilidad del país con un tuit.
La respuesta que ha tenido el gobierno mexicano ha sido risible, diciendo que “podríamos ganar una guerra comercial contra Estados Unidos, pero es mejor evitar la confrontación”.
El canciller Marcelo Ebrard ha tenido que salir de sus sombras y señalamientos por la Línea 12 del Metro y de su larga estancia en París para tratar de evitar la crisis nacional. Algunos señalamientos, como los que hizo el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, hacia el actual gobierno, fueron “el país parecía que tenía una economía colonizada y ahora parece que tenemos una mentalidad de colonizados”.
Marcelo Ebrard esta actuando como canciller y como secretario de Gobernación, pero su actuación ha dejado mucho que desear, así como la del presidente, que parece que envió al G20 a una persona que sólo sabe decir que sí, sin carácter, sin toma de decisión y, sobre todo, quedando bien con los estadounidenses para que en un futuro no muy lejano (2024) vean con buenos ojos su candidatura a la Presidencia.
Los efectos que han surgido de estas malas decisiones se están viendo actualmente, como la Guardia Nacional, tratando de parar la migración en la frontera sur y dando asilo a miles de migrantes que entran a nuestro país para quedarse, mientras esperan la respuesta de Estados Unidos de poderse quedar a vivir en dicho país.
El punto alarmante es que el actual gobierno esta incrementando el desempleo entre los mexicanos; no han combatido la inseguridad, que va aumentando cada día y que no se ve para cuando disminuya, así como la poca inversión extranjera. En parte esto viene de gobiernos anteriores, sin embargo, el gobierno actual ya debía haber tomado acciones para solucionar los problemas que aquejan el día a día de los mexicanos.
Los migrantes que llegan a nuestro país están a la espera de poder vivir el “sueño americano”, y mientras lo hacen, el gobierno decidió ofrecerles trabajo, el cual no tienen los mexicanos, lo cual es sumamente grave y preocupante, porque los recortes que se dan en esta administración están siendo utilizados para seguir generando el genocidio que se vive en México.
Porque entre más pobreza, más delincuencia, y esto parece ser un círculo vicioso que no parece llegar a su fin. Y parecería que la 4T está decidida a llevar a cabo ello sin el menor remordimiento. Parece que están decididos a aniquilar a la clase media, a la oposición y a quienes sea necesario para tener contentos a los vecinos del norte. Tal vez por eso ningún gobierno mexicano ha hablado públicamente sobre la venta ilegal de armas que Estados Unidos envía hacia nuestro país.
Andrés Manuel quiere verse en el espejo y verse como Benito Juárez, Lázaro Cárdenas o Francisco I. Madero, sin embargo, Benito Juárez separó al Estado de la iglesia y luchó contra un invasor llamado Maximiliano. Andrés Manuel les da espacio en radio y televisión, los quiere cerca para adoctrinar sus ideas, y no tiene la cabeza erguida para hacer frente a Donald Trump.
Lázaro Cárdenas realizó la expropiación petrolera y comenzó con el famoso “dedazo”. Andrés Manuel es el trabajador más fiel de Estados Unidos y su “dedazo” será para Marcelo Ebrard. Francisco I. Madero logró la no reelección. Andrés Manuel quiere perpetuar el poder hacia sus más allegados.
Sin embargo, cuando ve al espejo, su rostro y acciones se enfocan a Antonio López de Santa Anna, y sabemos que pasará a la historia, tal vez no como el quiera, pero podría hacerlo como el más grande traidor de la historia de México. Tal vez sea hora de que le llamemos su “Alteza Serenísima”.