Por: RGJC
Estamos en medio de tiempos muy difíciles en los que los de arriba prefieren no hablar y, como se dice coloquialmente, darle la vuelta a todo. Mientras, los de abajo estamos pidiendo a gritos que se pongan marcha a un asunto que no puede prevalecer: el asesinato, la desaparición, la tortura y la crueldad en contra de las mujeres.
Somos testigos de un presente sin pasado. Somos un pueblo que ha visto como la vida de una menor de edad se pierde. Se arrojó a un bote de basura, con marcas de tortura y asesinada con crueldad. ¡La mataron y es una menor de edad! ¡La mataron y nadie está haciendo nada!
Las altas esferas del poder, en primera instancia, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador se hace, todas las mañanas, frente al país entero, el ciego. Se ha olvidado que recorrió y protestó en todo el país. Se queja sobre las pintas pero no recuerda todo lo que ocurrió en 2006 ¡Van dos casos que han estremecido al país en menos de una semana!
¿Se le ha olvidado, señor presidente, lo que significa la humanidad? Término que constantemente recuerda, en medio de discursos sobre valores y ética.
¿Es acaso que en verdad piensa que vale más una maldita puerta que 10 vidas que son torturadas diario? Recordemos que esas son las cifras “oficiales”. ¿Se puede imaginar todos los casos que no se hacen públicos o en los que la gente guarda silencio?
“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”, dijo alguna vez Emiliano Zapata, mismo que está en los panfletos de prensa que reparte al por mayor. Gracias por recordarnos que existen luchas sociales que deben pelearse y luchar hasta el final para terminar con todo aquello que nos está destruyendo, las están destruyendo.
En medio de una redacción, en la que estamos acostumbrados a, lamentablemente, escribir sobre situaciones dolosas, llámese temas políticos, económicos, deportivos, entre otros, el ambiente es tétrico. Escuchar en la televisión todo lo que ha pasado a lo largo del día estremece y llena de coraje el cuerpo. Y es que hasta los teclados suenan más lento.
No nos damos cuenta, muere una y mueren todas, se está saliendo de control y es lo más lamentable. Ojalá recordara el presidente a aquel ciclista —“no tienes derecho a fallar” —, horas después lo recordó al tomar protesta y dijo que no lo haría. Exijo decirle, señor presidente, que está fallando, le falla a ellas. No está haciendo nada, está ahogado en su nube, misma que no se da cuenta, tiene una tormenta que está cayendo.
Ellas no necesitan de superhéroes, no necesitan de nada de esos cuentos de hadas, necesitan compañeras y compañeros de lucha, hagamos algo sociedad, debemos acompañarlas, debemos exigir que el promedio de 10 mujeres diariamente pase a menos millones diario. Tengo el honor de decir que eso lo aprendí con alguien que está dentro del movimiento y que admiro a más no poder, pero esta vez no se trata solamente de ella, se trata de todas.
La mano derecha del gobierno es Olga Sánchez. La secretaria de Gobernación, no se ha pronunciado al respecto sobre alguna estrategia nacional de seguridad para terminar de una vez por todas con esta trágica y cruel situación. Peor aún, Claudia Sheimbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, que viste la capital de color verde en todos lados, tampoco tiene una postura clara. Ellas deberían estar al frente del movimiento, y plantar cara al mismo jefe del Ejecutivo.
Cientos de fotos han llenado las redes sociales sobre la mujer que comenzó con el fin de la vida de Fátima. Cientos de fotos de soldados que han limpiado las puertas de Palacio Nacional por la mañana, después de poner la bandera en el hasta de la plaza central.
Parece que se les ha olvidado a ellos, los que cuidan del país supuestamente, que el color rojo es la sangre, misma que ya se esparce todos los días en torno a ellas. Han olvidado su juramento al igual que todos. Lo más cruel es que a ese mismo tiempo siguen desapareciendo, y al menos ya circulan 3 notas más sobre desaparecidas, que quizá ya no amanezcan.
Estamos viviendo un recital de violencia. El país está comenzando a amar la crueldad. Exigimos una respuesta clara. Luchemos todos como los humanos que sean, las están matando y parece que nadie se da cuenta.
Tenemos a un presidente machista. Tenemos a un gobierno sordo y ciego, sin voz, sin nada. Pensamos que el caso de Ovidio Guzmán nos superó a todos por lo que ocurrió ¡NO! Esto que está pasando es el ejemplo claro de un estado fallido, que no tiene respuestas, que desconoce del tema.
Luchemos ya. Es por todas ellas, las que pensaron que iban camino al lugar seguro y la inseguridad y todo el clima que tenemos las mató. Tan solo pensemos que, mientras leemos este texto, que no se trata de un activismo social, ya mataron a una más.
A ese jodido nivel estamos en este mismo instante. O exigimos ya, o esto no va a parar, y el promedio aumentará y todo seguirá igual.