Por Tamara Cuevas
El 26 de septiembre del 2014, estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa fueron agredidos por la policía municipal de Iguala. Una agresión directa. 43 normalistas aún se encuentran en calidad de desaparecidos. A este suceso se le conoce como “La noche de Iguala”.
José Luis Abarca, nacido en 1961 en Arcelia, – una localidad en el estado de Guerrero – nunca imaginó que se convertiría en una de las personas más importantes para la historia de México, y no de una manera favorable.
Para llegar al puesto de edil, es bien sabido que Abarca entregó 2 millones de pesos a Jesús Zambrano –entonces presidente del PRD – para que quitara del camino a Óscar Díaz (su contrincante) y le facilitara la llegada a la silla del ayuntamiento.
Todo iba viento en popa para José Luis Abarca, pero la segunda mancha en su currículum no tardo en aparecer. En mayo de 2013, durante una reunión entre el presidente municipal, el ingeniero Arturo Hernández Cardona y otros 6 integrantes más de Unidad Popular, – organización que representaba a la oposición – los ánimos se calentaron después de que Hernández Cardona comenzara a discutir la problemática de violencia en el municipio.
Abarca le ofreció, a Unidad Popular, maquinas para que pudieran llevar a cabo diversas obras en la colonia que representaban. El precio era su apoyo a Abarca, cuando se negaron el ex edil, como amenaza, les dijo que el “tenía gente para matar”.
Pasaron dos semanas para que secuestraran y asesinaran a Arturo Hernández Cardona, Ángel Román Ramírez y Félix Rafael Balderas Román muertos.
Nicolás Mendoza Villa, chofer del ingeniero, logró escapar con vida del secuestro y declaró ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero que el responsable de la muerte de su jefe había sido el edil José Luis Abarca, y que había jalado el gatillo al son de “me voy a dar el gusto de matarte”.
“La verdad yo no conozco a ese señor Nicolás Mendoza, no sé qué razones tendrá para relacionarme. Yo nunca tuve ningún problema personal con el señor Arturo Hernández Cardona”, fue la respuesta del señor Abarca a la declaración del que solía trabajar para Hernández Cardona.
De que había una investigación contra Abarca en la PGR, la había; que actuaran conforme la ley, es otra cosa. El ex edil de Iguala nunca sintió el peso de la ley.
***
María de los Ángeles Pineda, esposa de José Luis Abarca y relacionada directamente con Mario Pineda Villa, era presidenta del DIF y el 26 de septiembre ofreció una fiesta después de dar su informe.
Ese mismo día estudiantes de la Escuela Normal Rural Raul Isidro Burgos y futbolistas del equipo “Los Avispones” fueron atacados por la policía municipal de Iguala.
Los primeros informes hablan de 3 normalistas muertos, así como 3 futbolistas también.
57 desaparecidos.
Ahora son 43.
La protesta y enojo de Iguala no tardó en extenderse hasta a los lugares más recónditos de la República Mexicana. El pueblo reclamaba – y hasta hoy siguen haciéndolo – la aparición con vida de los 43 desparecidos.
Las miradas de nuevo en Abarca. Jesús Martínez Garnelo, secretario general de gobierno de la entidad, aseguró que el responsable de la policía de Iguala era, en efecto, el entonces alcalde José Luis Abarca.
Sin embargo, el ex secretario de gobierno declaró que cuando habló con el edil estaba dormido, no sabía nada de lo ocurrido y se había ofrecido a entregar expedientes de las actuaciones de la policía. Tres días después de lo sucedido, no había entregado nada.
José Luis Abarca negó rotundamente haber dado la orden de disparar contra los autobuses de los normalistas y esta vez declaró que al momento de los ataques, él estaba cenando en una taquería con sus hijos, pues se había retirado temprano de la fiesta de su esposa porque tenía que trabajar al siguiente día.
No pasó mucho tiempo antes de que el procurador de justicia, Iñaky Blanco Cabrera, una orden de presentación contra José Luis Abarca y su esposa, pues su paradero era desconocido.
El 5 de noviembre, a las 2:30 de la madrugada, el ex alcalde y su esposa fueron detenidos por federales en Iztapalapa, – que gobernaba Jesús Valencia del PRD – delegación en la que se escondían.
María de los Ángeles Pineda intentó sobornar a los federales con medio millón de pesos y un auto Mercedes-Benz, sin embargo, éstos se negaron.
Una de las declaraciones claves vino de la persona menos esperada: la hija de Abarca, quien en lugar de favorecer a su padre, lo perjudicó. “Mi papá comenzó a recibir diversas llamadas sin saber con quién. Escuchaba que decía que no atacaran a nadie y que actuaran con cautela”, dijo la joven en su declaración ante la PGR. Es decir, su padre siempre supo de los ataques contra los normalistas. Meses antes él negaba rotundamente que se le hubiera notificado de lo sucedido.
***
Actualmente José Luis Abarca se encuentra en el Penal de Máxima Seguridad del Altiplano en Almoloya de Juárez por secuestro, delincuencia organizada y homicidio.
Por su parte, María de los Ángeles Pineda se encuentra recluida en el Centro Federal de Readaptación Social Femenil Número 4 noroeste, en Tepic, Nayarit. Se le acusa de tener nexos con el narcotráfico (Guerreros Unidos) y lavado de dinero.
En entrevista para Proceso la pareja declaró – de nuevo – ser completamente inocente de los cargos por los cuales se les acusa.
A dos años de los sucesos de la noche de Iguala, la situación de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa sigue sin esclarecerse. Los padres siguen clamando por justicia, al igual que todo el pueblo mexicano.